Un comentario a la noticia aparecida en su periódico, donde un alumno de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández se dedicó a mandar simulaciones de cartas bomba a algunos profesores. Comentario al tratamiento un tanto irónico que al parecer rezumaba la nota redactada por su diario.
Como profesor, trabajador de la enseñanza, siento rabia ante el pobre papel educativo refrendado por un centro de educación superior. Especialmente ante la posibilidad de sospechar que acciones tan descerebradas puedan pasar por propuestas vanguardistas para algún compañero docente.
La pasividad ante los actos de bandidaje cometidos sobre el profesorado parece no importarle a nadie, a nadie parece incumbir su resolución.
Pero el arte-provocación más ingenioso ante el cretinismo político imperante sería remover el puesto al señor consejero de Educación, que tales bromas consiente, o al mismo presidente de la Generalitat, para quien el pésame a las víctimas del terrorismo debe parecerle una instalación artística.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de mayo de 2001