Populares y socialistas ven con buenos ojos un pacto contra ETA en Euskadi que recree la unidad que se rompió en la primavera de 1998 cuando el PNV optó por abrir el diálogo con EH y conformar posteriomente un frente nacionalista como el Pacto de Lizarra. Pero también coinciden en sus dificultades.
Existe, además, un único precedente que también fue muy costoso: el Pacto de Ajuria Enea, firmado en enero de 1988 por todos los partidos parlamentarios vascos, con la excepción de HB.
La iniciativa de aquel pacto surgió tras un asesinato de ETA que causó enorme impacto en la opinión: la matanza de Hipercor, en Barcelona, en junio de 1987. Unas declaraciones del entonces líder de los socialistas vascos, Txiki Benegas, a favor de la unidad de los demócratas vascos frente el terrorismo fueron recogidas favorablemente por el también entonces lehendakari José Antonio Ardanza.
Fue la primera piedra de un proceso que tras varios altibajos se zanjó en siete meses. También, igual que ahora, el pacto antiterrorista en Madrid fue anterior al vasco. Pero no es menos cierto que los obstáculos de hoy son mayores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de mayo de 2001