Leí con interés el reportaje sobre la píldora del día siguiente en EL PAÍS del domingo pasado, y no pude evitar hacer comparaciones entre lo descrito en el reportaje y mi propia experiencia en el Reino Unido. Tuve una 'noche accidentada' con mi novio y al día siguiente nos presentamos en el centro de planificación familiar más cercano. Tras hacerme una serie de preguntas sobre mi estado de salud, me dispensaron la píldora. Así de simple: una visita y tienes la pastilla, sin necesidad de receta médica, de ir a una farmacia, de pagar una cantidad relativamente alta de dinero... Me siento indignada ante la serie de trabas que en España se pone a la obtención de la píldora del día siguiente, cuando, siendo un tratamiento de emergencia, debería ser más fácil conseguirla.
En el Reino Unido, el nivel de embarazos no deseados es muy alto, y la píldora del día siguiente supone una solución más sencilla, más rápida y menos traumática que un aborto o un embarazo imprevisto. Siendo una medida de emergencia, la píldora del día siguiente no significa un aliciente a la irresponsabilidad, sino el último recurso para solucionar un problema que puede llegar a ser muy grave. Me parece que una adecuada educación sexual, un conocimiento apropiado de los diferentes métodos anticonceptivos y profilácticos que existen en el mercado, un abaratamiento de los mismos, y una actitud más abierta sin ser por ello menos rigurosa son, ahora mismo, necesarios en España.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de mayo de 2001