El Villarreal sacó provecho de la candidez de Osasuna en ataque y logró una victoria que le acerca a Europa. Y lo hizo con una desgana impropia por lo mucho que había en juego. Soso y sin ritmo nació el encuentro, que no ofreció nada hasta que llegó el gol de Escoda. Tal vez los nervios, la presión, el calor, o la suma de los factores dieron espesura al partido. Ayudó también el muro que montó Lotina con cinco hombres en el centro del campo y con Iván Rosado de partisano buscándose la vida. El Villarreal marcó y no necesitó crear ni una ocasión. Jorge López botó una falta lateral, el balón llegó dormido a los brazos de Nuno, que se confió. Y Palermo le molestó lo justo para que el balón le quedara suelto a Escoda. Osasuna inquietó a López Vallejo a balón parado. Todos los detalles loables del Villarreal salieron de Víctor.
VILLARREAL 2|OSASUNA 0
Villarreal: López Vallejo; Roca (Gustavo Barros Schellotto, m. 85), Quique Álvarez, Berruet, Arruabarrena; Jorge López, Amor, Gracia (Galván, m. 76), Escoda; Víctor y Palermo (Moisés, m. 88). Osasuna: Nuno; Yanguas, Vidakovic (Alfonso, m. 46), Cruchaga, Lekumberri; Gerardo, Ángel, Cancedo, Llorens (Sabino, m. 51), Palacios (Ziganda, m. 64); e Iván Rosado. Goles: 1-0. M. 22. Escoda aprovecha un balón suelto tras el salto de Palermo con Nuno. 2-0. M. 63. Palermo recoge un rechace de Nuno y marca de cerca. Árbitro: Pérez Borrull, del colegio cántabro. Amonestó, por los visitantes, a Llorens y Cruchaga, y por el equipo local, a Roca, Amor y Jorge López. Unos 15.000 espectadores en el estadio de El Madrigal.
Tras el descanso, Osasuna intentó hacer de la paciencia, virtud. Paciencia para crear y más aún para llegar. Y cuando lo hizo, fue con poco acierto, como el de Iván Rosado, que envió un globo al larguero. Del posible empate se pasó al 2-0 en otra acción absurda. Escoda se recorrió en paralelo el área de Osasuna y disparó mordido. Nuno se lo tragó y lo dejó franco a Palermo, que sólo tuvo que empujar. Esta vez los jugadores de Osasuna miraron con malos ojos a su portero por su infantil error. Y Palermo se quitó la camiseta, la agitó y saltó como un poseso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de mayo de 2001