Filadelfia está exprimiendo las últimas gotas de un físico que está hecho trizas, el de Allen Iverson. Una lesión en el coxis le impidió estar en el tercer partido de la final este, que los Sixers perdieron ante Milwaukee. Pero en el cuarto, ayer, Filadelfia igualó la serie a dos. Iverson sumó 28 puntos, con muy mal porcentaje de tiro. Pero las últimas cinco canastas fueron suyas. Victoria y otra herida: un codazo de Allen le produjo una hemorragia que no pudo ser detenida. 'Los árbitros no iban a dejarme jugar; sangraba mucho y no paraba. Así que tuve que mantener la boca cerrada mientras me tragaba la sangre'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 30 de mayo de 2001