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Calor, 20 horas de cola y lipotimias por Alejandro Sanz

Y Alejandro Sanz descendió de los cielos. Más de 3.000 admiradores esperaron ayer en la plaza de Felipe II, alguno hasta 20 horas de cola, a que el cantante madrileño les firmase un autógrafo y, de paso, les diese dos besos. El cantante, subido a un escenario que se montó en un lateral de la plaza, aguantó estoicamente la riada de fans, en su mayoría chicas, que pasaron durante más de dos horas delante de él. Algunas no pudieron contener las lágrimas de la emoción: 'Es que al irme me ha dicho 'hasta luego, guapa', explicaba, entre sollozos, una chica de 16 años a sus amigas.

A pesar de que la mayoría iba parapetada con botellas de agua y cremas protectoras, el fuerte sol que pegó durante toda la tarde pudo con todo. La Cruz Roja atendió por lipotimias a 59 personas en una tienda de campaña que habilitó en una esquina de la plaza. Además, se produjeron pequeñas avalanchas en la fila debido a que más de uno, y de una, se quiso hacer el listo. 'Oiga, es que se me ha colado una lobona', explicaba una señora a un miembro del Cuerpo Nacional de Policía que, sudoroso, intentaba poner orden entre las devotas de Alejandro Sanz.

Y mientras, el cantante, vestido de negro y con una pulsera de cuentas azules de dos vueltas, seguía sonríe que sonríe, beso tras beso, firma tras firma, en cuadernos, fotos, pósteres, discos, espaldas, pechos, en todo lo que le pusieron por delante. Al final, se fue como vino, dejando con el corazón roto a miles de chicas. A las que pudieron acercarse a él y a las que tuvieron menos suerte y, después de esperar varias horas al sol, vieron cómo se esfumaba su ídolo en un coche con los cristales tintados de negro.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 30 de mayo de 2001