La ministra de Trabajo de Argentina, Patricia Bullrich, a su vuelta a su país tras negociar en Madrid el futuro de Aerolíneas Argentinas, se mostró muy pesimista y dijo que el futuro de esta empresa 'se cuenta en horas'. Bullrich ha tratado de convencer, sin éxito, a los responsables del sindicato disidente de su postura. Mientras, la plantilla se halla movilizada en los aeropuertos de Buenos Aires.
Pedro Ferreras, presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que controla el 91,2% de Aerolíneas Argentinas, dijo ayer que 'el Estado español ha sido muy generoso con Aerolíneas Argentinas y ha llegado el momento de ponernos serios. No podemos seguir aportando dinero para seguir dando pérdidas continuamente y que no se apruebe un plan de futuro porque un sindicato se oponga'. Aerolíneas atraviesa un difícil momento, con unas deudas de 350.000 millones de pesetas, unas pérdidas de 45.000 millones el pasado año y la nómina de abril sin pagar.
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La SEPI diseñó el pasado año un plan director para salvar la empresa y aportó 114.000 millones de pesetas de ampliación de capital. Sin embargo, no se ha logrado implantar las medidas sociales y en recortes de empleo debido a la oposición del sindicato APTA (mecánicos de vuelo), uno de los siete sindicatos de la empresa que se opone a ello.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 31 de mayo de 2001