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OPINIÓN DEL LECTOR

¿Barça?, no gracias

Lo peor que le puede pasar a una institución pública es partirse en dos. En el Barça ocurrió con la ruptura Núñez-Cruyff. Un bando siguió en la dirección del club y el otro inició un largo y violento camino de acoso y derribo del nuñismo. Robson era viejo y, a pesar de su caballerosidad, su amabilidad y sus tres títulos de cuatro posibles, fue objeto de todo tipo de burlas y chistes de mal gusto. Por su antipatía, Van Gaal, que ganó dos Ligas en tres años, fue un blanco fácil para descargar toneladas de plomo y rencor sobre Núñez. En aquellos tiempos, curiosamente, iban de la mano el periodismo de Barcelona y Madrid: se alentaban pañoladas, se oían risas, había cachondeo en todas partes y se repetía hasta la náusea 'tú siempre negativo', para la gloria y deleite del antibarcelonismo allí y del antinuñismo aquí. El trabajo funcionó bien. Demasiado bien porque si en Cataluña ha sido el triunfo de la cruzada anti-Núñez, en España y Europa no han hecho tal distinción (Núñez y Barça han ido a parar al mismo saco) y ha quedado una imagen sucia, vulgar, de un Barça al borde de la quiebra. Han conseguido que sea un club al que nadie quiere venir y por el que no hay ningún respeto. Eso sí, Núñez ya no está y hasta se pierde en balonmano.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 2 de junio de 2001