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CARTAS AL DIRECTOR

Hacerse notar

Buenos Aires (Argentina)

He leído en EL PAÍS del 28 de mayo la crónica de lo sucedido en una mesa redonda. La nota se titula La figura y las opiniones de Borges provocan una apasionada polémica. En ella, Osvaldo Ferrari afirma que Borges menospreciaba 'las obras más conocidas de Oscar Wilde'. Es muy extraño que se difunda algo tan inexacto; quizá se habla de otro Borges o de otro Wilde, porque incluso se pudo llegar a confundirlo con el escritor argentino Eduardo Wilde.

Es bien sabido que Borges tradujo a los 11 años El príncipe feliz, y lo hizo tan bien que le adjudicaron la versión a su padre. En Otras inquisiciones escribió una nota elogiosa y entrañable sobre el irlandés. Además, cada vez que iba a París, como una forma de homenaje a Wilde, se alojaba en el hotel de la Rue Beaux Arts, el lugar donde éste murió, llamado entonces L'Hotel d'Alsace. Por otra parte, la autora Gioconda Belli ignora que el 12 de agosto de 1980, en uno de los peores momentos del aberrante Gobierno de los militares, Borges, junto con Ernesto Sábato y otros, firmó una Solicitada en el diario Clarín sobre los desaparecidos torturados y muertos y defendiendo a 'las Madres de Plaza de Mayo'. En cuanto a don Francisco Satué, a quien no le extraña 'la posición miserable' de Borges, ya que fue 'absolutamente fascista y gusanoide', no sabe que en los años duros del fascismo en Europa escribió un artículo titulado Yo, judío condenando el racismo, y encabezó una campaña a favor de los aliados y de la democracia.

El adjetivo 'gusanoide' no merece consideración: hay improperios que se vuelven en contra de quien los profiere.

Por último, quisiera felicitar al señor anónimo que dijo: 'Borges fue uno de los asesinos más nobles que han existido jamás', porque a él le hubiera encantado que lo confundieran con los míticos cuchilleros de los arrabales porteños de principios del siglo XX, sobre los cuales creó toda una mitología.

Claro que hablar de Borges es una forma de hacerse notar, y hoy, que la gente está ansiosa de promoción y de aparecer en los medios, denostarlo es una de las tantas maneras de no pasar inadvertido.-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 2 de junio de 2001