El esperado duelo entre Àlex Corretja y Marat Safin en octavos no se producirá. El barcelonés ganó ayer, por primera vez de forma solvente, pero el ruso, segundo jugador mundial, fue eliminado por el francés Fabrice Santoro, 43º mundial, por 6-4, 6-4, 4-6, 0-6, 6-1. Corretja, pues, se enfrentará a Santoro, al que ha ganado en sus siete últimos enfrentamientos.
'Es cierto que haber ganado a tu rival te da confianza', afirmó Corretja analizando el partido de mañana. 'Sin embargo, Santoro es un jugador como pocos. Juega el drive y el revés a dos manos, pega buenos cortados, hace dejadas, no descarta subir a la red, y su resto es colocado y te obliga a poner la fuerza'.
Son muchas virtudes que se unen, además, al hecho de que Santoro contará con el apoyo del público. Pero el Corretja que ayer ganó al sueco Magnus Larsson por 6-0, 6-3, 6-4 inspira confianza. El juego dubitativo que esgrimió en sus dos primeros partidos, va dejando paso a otro más consistente, más sólido y mucho más efectivo. 'Realmente', confesó Àlex, 'mis sensaciones son mejores cada día. Y eso es lo más importante'. Larsson evidenció la falta de partidos, debida a la operación en la rodilla que le mantuvo fuera del circuito durante ocho meses (sólo había disputado dos partidos este año antes de París). Àlex le ganó nueve juegos consecutivos (6-0, 3-0). Pero cuando le regaló una bola que abrió su marcador (3-1), Larsson pareció despertar, igualó la manga (3-3) y obligó a Corretja a un esfuerzo suplementario.
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Safin, en cambio, acusó la falta de partidos de su campaña de tierra batida y no encontró recursos para superar a Santoro. La lesión de espalda que arrastra desde la final de Dubai en la que abandonó ante Juan Carlos Ferrero, volvió a pasarle factura. Desde entonces, Safin ha ganado seis partidos, y dos de ellos en París. Por eso, tenía poco crédito en este Roland Garros. 'Creo que Safin ha perdido confianza en sí mismo', confesó Santoro. 'Espero estar completamente recuperado para jugar contra Corretja. Es un muy buen jugador de tierra. Corre muy bien'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de junio de 2001