Me ha sorprendido la extrema fealdad de los nuevos chiringuitos que se están instalando en la playa de Castelldefels. Si esa estética, todo cemento y pintado de negro, es la que se va a imponer, apaga y vámonos. Además, ¿alguien se ha parado a mirarlos desde detrás? Yo pensaba que la construcción del paseo marítimo y la eliminación de los viejos chiringuitos y las construcciones de la playa estaban encaminadas a despejar e iluminar la perspectiva. Pues bien, el chiringuito que se ha instalado cerca del restaurante Patricio es como una inmensa barrera negra, un muro que oculta la vista de la playa y el mar. Un desaguisado total.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de junio de 2001