Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Crónica:40ª jornada de Segunda División | FÚTBOL

El Sevilla asciende a lo campeón

La victoria frente al Tenerife asegura al equipo de Caparrós la primera plaza

El Sevilla vuelve a ser de Primera. Tenía una oportunidad única para hacerlo, con el Sánchez Pizjuán a reventar y frente a un rival de fuste y no esperó más. Un gol de Podestá bastó y sobró para que 50.000 personas volvieran a sentirse en el cielo. Y eso que la victoria del Atlético en Albacete obligaba al equipo de Caparrós a lograr un triunfo que se resistió. Pero sólo hasta el descanso, porque a partir del gol de Podestá el Sevilla estuvo, por fin, en campeón.

SEVILLA 1| TENERIFE 0

Sevilla: Notario; David, Prieto, Pablo Alfaro, Héctor; Gallardo (Tevenet, m. 63), Casquero, Podestá, Fredi (César, m. 82); Olivera y Zalayeta (Míchel, m. 89). Tenerife: Julio Iglesias; Curro Torres, Pablo Paz, Lussenhoff, Basavilbaso; Alex (Simuntenkov, m. 62), Martí, Torrado (Antoni, m. 75), Luis García; Pier (Mista, m. 55) y Marioni. Goles: 1-0. M. 46. Podestá remata en línea de gol un pase de Olivera. Árbitro: Renales Galindo. Mostró tarjeta amarilla a Pablo Alfaro, David, Zalayeta y Caparrós en los locales, y a Pablo Paz en los visitantes. Héctor fue expulsado por doble amonestación. Incidencias: Lleno (45.000 espectadores) en el Sánchez Pizjuán. El encuentro fue presidido por Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía.

La tensión por lo que ambos conjuntos se jugaban provocó innumerables balones perdidos durante todo el primer tiempo. Como si de un concurso se tratara, a ver quién lo hacía peor. Sólo Fredi, en la banda izquierda, estuvo a la altura de la cita que su equipo tenía con su entregada hinchada.

Un cabezazo a bocajarro de Héctor a pase del propio Fredi, en el minuto 20, y otro disparo del centrocampista asturiano al borde del descanso fueron las ocasiones más claras de los sevillistas en el arranque del partido. Poquita cosa. En el Tenerife, sólo Marioni, el delantero recién fichado del Villarreal, llevó peligro a la meta de Notario. Un disparo suyo en el minuto 33 estuvo a punto de truncar las aspiraciones del Sevilla.

El panorama cambió radicalmente con el pitido inicial de la segunda parte. En la primera jugada, una preciosa combinación entre los tres uruguayos del Sevilla, Zalayeta, Olivera y Podestá, acabó con gol de este último. Con el tanto, comenzó la fiesta en el Sánchez Pizjuán, que se alargaría por las calles de Sevilla hasta la madrugada.

Durante toda la segunda parte, el público sevillista hizo la ola, cantó "campeones, campeones" y pasó un mal rato con el acoso de un Tenerife que se lo jugaba casi todo y que, pese al control del balón, no tuvo claridad para lograr el empate. La primera parte había tenido a los aficionados enganchados a sus transistores, pendientes de lo que ocurría en Albacete. El gol del Atlético calló al público durante todo el descanso, pero el tanto de Podestá resucitó a la hinchada.

El Tenerife, que con la victoria atlética necesitaba el triunfo para seguir aspirando al ascenso casi tanto como el Sevilla, trató de reaccionar pero sus jugadores parecían asfixiados por el calor dominante y faltos de ánimo y energías. Otra vez, sólo Marioni en punta luchaba con la defensa sevillista, formada ya por diez jugadores.

El Sevilla gozó de alguna oportunidad al contraataque, en las botas de Olivera, pero el ídolo de la afición marró y no consiguió marcar el gol que habría dado la tranquilidad a su equipo y a la gente que llenaba el estadio. Los tinerfeños redoblaron sus esfuerzos en el último cuarto de hora cuando, materialmente, encerraron al Sevilla en su área. Ya, ni Olivera salía al contraataque. Un par de buenas paradas de Notario a disparos lejanos del Tenerife en los últimos instantes certificaron el ascenso sevillista. El pitido final del árbitro desató la fiesta contenida que vivía la grada y el propio banquillo, en el que Caparrós tuvo grandes dificultades para sujetar a sus jugadores, que ya se sabían, con todas las de la ley, de Primera.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de junio de 2001