Hay personajes que acechan por el palco de Son Moix, ofreciéndose a comprar el Mallorca, alardeando de ganar 700 millones de pesetas al año o exhibiendo los imperios que construyen entre la espuma blanca del turismo y el negocio inmobiliario.
En épocas recientes se dijo que empresarios turísticos alemanes y dueños de compañías hoteleras y de aviación españolas querían apostar por esta inversión. Pero el grupo Zeta ratifica que el Mallorca no está ni en venta ni en liquidación por almoneda, tiene dueño y un banco casi particular que ha arriesgado muchos créditos avalando fichajes, Bancaixa; no en vano su delegado, Ramón Rosselló, se deja presentar como 'el banquero del Mallorca'.
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Los rectores de la empresa periodística, con Francisco Matosas y el heredero Antonio Asensio Mosbah a la cabeza, aseguran públicamente que el Mallorca es una apuesta válida, lanzada por el fundador, que se encariñó con el fútbol y el club. Por ello, la sociedad seguirá siendo su propiedad privada, una opción empresarial y deportiva. La condición es que este invento, sujeto al marcador y a la suerte, no sea oneroso, que no demande inversión alguna y que no lastre las cuentas de la empresa multimedia. Para ganar dinero, para hacer el Mallorca de la próxima temporada, se impone traspasar a las estrellas de reciente hornada, como en los últimos años, sin que se fracture el diseño futbolístico. Luque, Novo, Riera, Burgos e Ibagaza están en el mercado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de junio de 2001