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Los cinco niños de Idaho se entregan a la policía tras casi una semana de asedio

Los cinco niños atrincherados en una casucha perdida en los bosques de Idaho se entregaron pacíficamente a la policía tras casi una semana de asedio. Los menores, que resistían armados y con perros feroces, pertenecen a una familia tan destartalada como su vivienda: el padre falleció y la madre fue detenida por maltratar y no alimentar a sus hijos. Los niños, que han sido educados para odiar todo lo que tenga que ver con las autoridades, se negaban a ser llevados a un centro de atención de menores. El asedio acabó en la madrugada de ayer tras la mediación de una hermana mayor, Erina, de 19 años, que había abandonado el hogar tiempo atrás. Otro hermano, de 15 años, había salido de la casa el jueves pasado para negociar con la policía.

El aislamiento por fuertes convicciones antigubernamentales es relativamente frecuente en zonas rurales del Oeste. La historia reciente de EE UU está llena de sucesos que giran en torno a tipos ermitaños, como el Unabomber, o con profundos delirios de persecución. De hecho, el autor del atentado de Oklahoma, Timothy McVeigh, cometió su atrocidad en función de estos principios extremistas.

Hace casi 10 años, en un asedio similar, el FBI mató a tiros a la mujer y al hijo de Randy Weaver, líder de un grupo de supremacía blanca. El suceso ocurrió en Ruby Risge, muy cerca de la zona de Sandpoit en la que está la cabaña de los niños.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de junio de 2001