El implacable sistema de seguridad de las cabinas telefónicas ha vuelto a hacer de las suyas. Una joven de 14 años, S. C. L., permaneció ayer cerca de una hora con una mano atrapada en el cajetín de devolución de monedas de una cabina de la calle de Francisco Silvela, a la altura del número 52. La muchacha fue finalmente liberada por los bomberos, que le aplicaron vaselina en los dedos y fueron sacándolos poco a poco del cajetín. El calor sofocante que hacía a esa hora, sobre las siete de la tarde, provocó mareos a la menor, que tuvo que ser atendida por el Samur 092.
Con ésta son ya cuatro las personas aprisionadas en cabinas telefónicas en lo que va de año. En febrero, un joven pasó tres horas en tan incómoda situación, y hace dos meses le tocó el turno a una mujer de 30 años y a otra joven de 14. Telefónica se niega a dar a los bomberos la llave maestra de las cabinas, porque sería, dice, 'como darles la llave de la recaudación'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de junio de 2001