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OPINIÓN DEL LECTOR

Estado de excepción

Para algunas personas que no comulgamos con el militarismo lo sucedido en Alicante en las últimas semanas ha sido una verdadera pesadilla. Las libertades fundamentales de algunas personas han sido conculcadas por las fuerzas de seguridad del Estado, en especial la libertad de expresión, la de circulación por las vías públicas, la libertad personal... con una estrategia contundente. ¡Con el Ejército hemos topado, amigo Sancho! El asedio policial a la Plataforma Antimilitarista opuesta al desfile militar ha sido constante. Las identificaciones en la calle sin ningún motivo aparente, los seguimientos personales, la rápida eliminación de cualquier manifestación antimilitarista han sido moneda corriente.

Pero lo sucedido el 1 de junio rebasa los límites soportables. Se nos impidió permanecer en la Explanada y se nos expulsó violentamente cuando manifestábamos nuestra solidaridad con los dos miembros de la Plataforma que se subieron a una palmera con una pancarta. El subdelegado del Gobierno justificó la intervención policial aduciendo que estábamos interrumpiendo el paso por la calle, algo absolutamente falso, pues quien nos interrumpió a nosotros el paso era la policía. El colmo fueron las cargas policiales delante de la comisaría de Pascual Pérez cuando fuimos a exigir la libertad de esas personas, sin mediar ningún motivo y sin aviso.

Para los próximos desfiles militares les doy una idea. Propongo que se decrete un estado de excepción sobre los antimilitaristas sólo un mes antes, pues así esos ciudadanos sabrán qué derechos tendrán limitados con suficiente antelación y adoptarán las medidas oportunas. Ah, y el resto de la población conocerá lo que significa.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de junio de 2001