Los grandes corredores no son los únicos que apuestan por Tony Blair. También lo ha hecho alguno de los hombres de confianza de William Hague, como su ministro de Agricultura en la sombra, Tim Yeo. 'He apostado que la mayoría laborista no va a ser tan grande como dicen los corredores de apuestas', declaró la semana pasada en una entrevista a la televisión GMTV.
El principal corredor de Londres, Ladbrokes, anunció ayer que cerraba la posibilidad de apostar a favor de los laboristas ante la evidencia de su triunfo y va a empezar a pagar inmediatamente a quienes han apostado por Blair. El principal experto de la casa, Sean Boyce, aumentó hasta 50 a 1 el premio para quienes acertaran un triunfo de Hague. Y lo que es casi peor: algunos clientes están aceptando apuestas 33 a 1 a que los conservadores se quedarán por debajo de los 100 diputados, frente a los 165 que tienen ahora.
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Son síntomas de que el británico medio da por segura la derrota de William Hague y además cree que el resultado será de aúpa. El líder conservador, impertérrito, lanzó ayer un programa con las 20 primeras medidas que tomará al alcanzar el Gobierno, entre las que destaca la de llevar a la cumbre europea de Gotemburgo (Suecia), apenas una semana después de las elecciones, una serie de propuestas para reforzar el papel de los Estados-nación en la Unión Europea, que definió como 'una auténtica cruzada para reformar la Unión Europea'.
Los tories ni siquiera levantan cabeza con la ayuda de la televisión pública BBC, que el domingo por la noche difundió en su programa estrella Panorama un virulento alegato contra la gestión del Gobierno laborista en los servicios públicos y sobre todo en sanidad y educación, los dos puntos que Tony Blair ha situado en la primera fila de la propaganda laborista en la última semana de campaña.
No obstante, los laboristas insisten en no cantar victoria antes de tiempo. 'Podemos perder', dijo ayer Tony Blair. El primer ministro pidió a los conservadores que voten a los laboristas tras conocer la fuga de un secretario de Estado. Pero la derrota laborista parece aún más difícil después de que Charles Kennedy, el líder del tercer partido del país, los liberal-demócratas, aceptara la aplicación del voto táctico: votar al mejor situado de los dos partidos en aquellas circunscripciones donde las encuestas anuncian una corta ventaja del candidato conservador.
El diario The Guardian, prolaborista, publicó el domingo una lista con 11 circunscripciones en las que los liberales pueden dar el triunfo a los laboristas y otras 11 en las que los laboristas pueden conseguir el triunfo liberal, siempre a costa de los conservadores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de junio de 2001