Como ciudadano de Madrid, quiero hacer pública denuncia de una situación como la que se produjo el sábado día 26 por la noche con motivo de la celebración de un club privado, que supuso durante horas el corte de los servicios de tráfico de gran parte del municipio, consentido por una corporación incapaz de tantas cosas y capaz de hacer de su capa un sayo, consintiendo privar a los ciudadanos de los servicios públicos a favor de una celebración privada como consecuencia del resultado de un partido de fútbol.
No voy a entrar en analizar la pobreza vital de miles de personas, que supediten su realidad a lo que otros hacen, en este caso dando patadas a un balón, porque carezcan de sus propias experiencias vitales. No voy a entrar tampoco en plantear el gasto económico que supone tal despliegue de agentes, servicios de urgencias, destrozos de mamparas en marquesinas de autobuses, jardines, etcétera, que entre todos debemos costear, pero sí en la protesta por privar, de una forma aleatoria, a la mayoría de la ciudadanía de los servicios de transporte entre otros, sin previo aviso, obviando nuestros derechos y optando por favorecer los intereses de una asociación privada.
MÁS INFORMACIÓN
Considero este tipo de actuaciones, capricho de una corporación municipal incapacitada para una gestión eficaz, con un alcalde gris y anodino al frente de la misma, que supedita los derechos de la mayoría al capricho eufórico de unos pocos entre los que, por lo que parece, se encuentra.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de junio de 2001