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Crítica:DANZA

El virtuosismo de Danilo Mazzotta

La compañía Introdans muestra un alto nivel de baile, cohesión y disciplina. Las coreografías de trámite de su director, Ton Wiggers, son perfectamente prescindibles y hasta obvias, pero sí hubo dos obras muy hermosas, la novedosa concepción coral del Bolero y la ejemplar manera con que Nils Christe se acerca al barroco en un encadenado que juega al canon y al coro con sutil poesía hasta conseguir un ballet de gran empaque.

El hallazgo de la velada fue sin duda el bailarín italiano Danilo Mazzotta, original del Puglia, educado por Maria Rosaria de Lecce primero y en la Escuela del Real Ballet Danés después, que bailó el solo Palimpsest 1 con tan brillante soltura que convirtió una coreografía banal en gloriosa. Los muy buenos bailarines tienen ese poder excelso. Mazzotta ganó el concurso de Lausana cuando se celebró en Tokio, allí deslumbró, y luego pasó por las manos de Béjart y de Spoerli.

Introdans

Gilles: Ton Wiggers / Jean Gilles; Palimpsest 1: T. Wiggers / Simeon ten Holt; Bolero: Bernd Bienert / M. Ravel; Pucell pieces: Nils Christe / Henry Purcell. Teatro de Madrid. 5 de junio.

Su baile posee una calidad y pulimento que roza la perfección y remite a las fuentes clásicas y académicas de las que procede, a las que debe su estilo aristocrático, su arrojo y ese virtuosismo donde no exagera nada sino que entrega al público un hacer pleno de excelencias. Verle ha sido una verdadera fiesta, como a todo Introdans con su juventud, su energía y su seriedad para con el ballet moderno.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 7 de junio de 2001