Los dos tripulantes salieron por su propio pie, apenas con magulladuras, de entre los restos de la avioneta. El aparato no pudo alcanzar el aeropuerto de Santiago de Compostela: alrededor de las 2.30 de ayer se precipitó sobre un monte, se rompió al chocar con unos árboles y se paró tras deslizarse casi 200 metros a ras de tierra, pero el habitáculo de los tripulantes quedó intacto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 8 de junio de 2001