Cada año que ocurre pienso que ya no, que ya no es posible que pueda pasar, seguramente los responsables han tomado cartas en el asunto, pero no. La Cibeles está sola, y cuando gane el otro equipo de Madrid será Neptuno el que esté solo, por eso quisiera denunciar la aparente complicidad de todos los organismos dedicados a la protección del patrimonio nacional por no hacer cumplir las leyes existentes que protegen los tesoros artísticos.
Hay que reconocer que ya han puesto barreras de protección para que los seguidores no asalten la fuente, pero a éstos jamás se les pasaría por la imaginación hacerlo si los jugadores no lo hiciesen.
Por todo esto, propongo a los organismos responsables del cuidado del patrimonio que, si se les hace imposible proteger la Cibeles, consideren la posibilidad de retirar la original y sustituirla por una copia hasta que reine el sentido común.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 8 de junio de 2001