La confirmación del enfriamiento de la economía de la eurozona en el primer trimestre no ha supuesto sorpresa alguna para los inversores, que ya parecen haberse puesto en lo peor ante este tipo de noticias, y las sesiones de Bolsa continúan desplazándose en el tiempo, pero evitando que las oscilaciones en los precios alcancen niveles susceptibles de lecturas complicadas.
El parón que sufrió la Bolsa de Nueva York, justo hasta el momento del cierre de los mercados europeos, impidió que las caídas de las cotizaciones estadounidenses tuvieran un reflejo puntual a este lado del Atlántico, lo que facilitó un final de sesión tranquilo -Madrid subió el 0,80%, y el Ibex 35, el 0,95%- y un cierre semanal positivo, con un avance del 1,91% en Madrid y del 2,21% en el Ibex 35.
Anécdotas aparte, la sesión fue una copia fiel de las anteriores, con una contratación de 231.411 millones de pesetas, 1.390,80 millones de euros, que no se aparta mucho del conjunto de la semana.
Para algunos observadores, este volumen puede considerarse como el mínimo para un normal mantenimiento de la actividad del mercado, sin que las cotizaciones se vean afectadas por falta de liquidez, lo cual puede ser cierto porque, si bien el dinero no llega al mercado como un mes antes, tampoco el papel fluye con tanta fuerza como para provocar caídas.
El euro tampoco parece capaz de superar el actual bache y ayer marcó un cambio oficial en 0,8468 dólares, lo que significa que ya lleva cuatro días anclado en la zona de los mínimos anuales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de junio de 2001