El Celta, mientras, se clasificó para la UEFA a falta de una jornada para que finalice la Liga.
El Celta y el Villarreal se jugaron ayer, sin renunciar a sus señas de identidad, una plaza europea en la UEFA. La trascendencia de la cita no encogió a ninguno de los protagonistas, que jugaron como suelen hacerlo: con gracia y con el balón como principal referencia.
Plagados de buenos futbolistas, tanto el Celta como el Villarreal practican un fútbol exquisito. De punta a punta. Todos comprometidos con la filosofía de sus entrenadores, Víctor Fernández (Celta) y Víctor Muñoz (Villarreal). Pero por encima de todos Mostovoi, que provocó con sus amagos y quiebros que la defensa del Villarreal pasara las de Caín. Sobretodo en el primer tiempo. Mostovoi puso en solfa a los Berruet, Quique Álvarez y compañía, incapaces de frenar al delantero ruso, a quien le faltó un aliado en el área que rematara la faena, pues a Catanha le faltó chispa. Al final, Mostovoi decidió tras un penalti de Arruabarrena a Jesuli.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de junio de 2001