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OPINIÓN DEL LECTOR

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Los dirigentes del PP del Ayuntamiento de Madrid se han negado -a pesar del ejemplo dado por muchos otros ayuntamientos y enteras comunidades autónomas, de la fuerte insistencia de la Organización Mundial de la Salud y de los criterios de la UE- a retirar su autorización para que en los soportes municipales se haga propaganda de mortíferas drogas legales: alcohol y, sobre todo, tabaco.

Las razones que dan les retratan: porque no sería eficaz, pretenden, si no lo hicieran todos los demás organismos públicos; y porque así habría que prohibir también toda publicidad de coches.

O sea, que encima de perjudicar nuestra salud y saquear nuestra economía -ya que debemos pagar entre todos los enormes gastos sanitarios producidos por esas drogas-, nos toman por tontos, capaces de tragarnos esas vergonzosas excusas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de junio de 2001