Las 70 familias que residen en la Torre de Logroño tardarán al menos cuatro meses en poder regresar a sus casas destrozadas por el coche bomba que ETA hizo estallar el domingo de madrugada. Hasta entonces vivirán en pisos de alquiler que costearán Interior y el Consorcio de Compensación de Seguros. El arquitecto jefe del Ayuntamiento, Rafael Alcoceba, explicó ayer que, en contra de lo que se aseguró el domingo, el edificio de 19 plantas no presenta daños en su estructura, pero aún así calculó que 'agilizando a tope los trabajos' no se podrán rehabilitar las viviendas antes de octubre.
Alcoceba recalcó que el edificio está seguro y anunció que hoy hacia las 13.30 horas se habrá limpiado suficientemente el acceso al edificio de modo que los vecinos puedan acceder a recoger sus pertenencias, acompañados de un técnico municipal 'y con todo tipo de precauciones'. La empresa contratada por el Ayuntamiento para limpiar el inmueble había retirado ayer 200 toneladas de escombros. La prioridad será recuperar los servicios básicos ya que se han cortado el agua y la electricidad.
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El delegado del Gobierno en La Rioja, Tomás López San Miguel, dijo hoy acudirá para evaluar los daños un técnico del Ministerio del Interior, además del subdirector general de Víctimas del Terrorismo, que explicarán a los damnificados el procedimiento para reclamar. Medio millar de logroñeses han recogido ya el impreso para solicitar las reparaciones de viviendas, tiendas y vehículos.
Pero la brutal explosión provocada por un comando itinerante de ETA no ha impedido que los logroñeses celebrasen ayer el día de su patrón, que conmemora la victoria frente a los franceses tras el cerco de 1521. Eso sí convirtió la procesión de San Bernabé en un clamor por la paz y contra el terrorismo. El alcalde de la capital riojana, Julio Revuelta, aprovechó el primer banderazo (cuando el regidor enarbola la enseña de la ciudad como símbolo de dominio) para pedir paz y libertad, solicitud que fue secundada por los aplausos de miles de logroñeses. El segundo banderazo lo dedicó a los dos heridos leves y a los danmificados por el atentado.
Respecto a la investigación del atentado, López San Miguel afirmó que el Fiat Tempra usado por los terroristas, que había sido robado en abril en Francia, pertenece a un ciudadano de Pamplona. Fuentes de la lucha antiterrorista no descartan que la intención de ETA fuese matar a algún policía ya que las cuatro llamadas que realizaron para avisar del coche bomba situaron éste a 300 metros del lugar donde explotó. El Sindicato Unificado de Policía denunció por su parte que 'la carencia de personal durante las noches' hizo que los agentes no pudiesen avisar a los vecinos de la Torre de Logroño.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 12 de junio de 2001