Malas noticias le esperaban al primer presidente de Rusia, Borís Yeltsin, a su regreso de China, donde estuvo diez días siguiendo un tratamiento de medicina oriental. Sus sueños de terraniente -si es que alguna vez los tuvo- se han disipado: los accionistas de la granja agrícola Mélnikovo, situada en el distrito de Zelenogórod, en la provincia de Kaliningrado, votaron por expulsar a Yeltsin debido a su 'sistemática falta de pago' de sus cuotas y por incumplimiento de sus promesas. Yeltsin fue aceptado como accionista de la granja en 1996, cuando visitó el enclave ruso en busca de votos durante la campaña para su reelección en los comicios presidenciales. El entonces presidente ruso aceptó gustoso las cinco hectáreas que le asignaron y se comprometió a construir una escuela para Mélnikov. Pero los hijos de los campesinos, hasta el día de hoy, esperan el colegio prometido por Yeltsin.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de junio de 2001