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OPINIÓN DEL LECTOR

Mujeres maltratadas

Hace unos días viví unos tristes y desagradables acontecimientos que nunca imaginé encontrarme. Esa cara de angustia, de huida, de sufrimiento, de miedo, de desesperación... Ésa fue la última imagen que pude captar antes de fundirnos en un fuerte abrazo. Un abrazo que significaba un adiós; un hasta luego prefiero pensar.

Por suerte, sé que está lejos del peligro, intentando recomponer cada milímetro de su vida, que alguien dejó hecha añicos.

Cada día que pasa, esta situación, que me ha hecho sensibilizarme aún más con estas mujeres, me llena de dudas, de impotencia, de rabia. Porque no entiendo cómo pueden existir hombres, individuos o seres que puedan vivir con la conciencia tranquila sin dejar respirar a una mujer que sólo pide su libre hacer como ser humano y el derecho y respeto de caminar por este valle lejos de todo dolor inhumano.

Hoy quiero decir desde aquí, desde mi postura de mujer y de amiga, que las leyes lancen una carta de la baraja a su favor y puedan respirar diciendo que aquí hay justicia. Ellos son quienes no merecen un nombre, una palabra, una mirada.

Ser fuertes. Estés donde estés, querida amiga, sé fuerte y valiente. Somos muchos los que te apoyamos. Nunca te olvidaré.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de junio de 2001