La sociedad catalana muestra un elevado grado de permisividad en el terreno de la moral, pero es menos abierta respecto a la inmigración. El aborto, la eutanasia, la homosexualidad, el divorcio o la biotecnología son cuestiones que los catalanes aceptan ampliamente y en mayor medida que el resto de españoles. Sin embargo, los primeros son más partidarios de limitar el número de inmigrantes que llegan a España y opinan en mayor medida que los extranjeros no deben mantener sus costumbres cuando llegan al país receptor.
Ésta es una de las conclusiones del libro Cataluña 2001: los catalanes en la Encuesta Europea de Valores, de Maria Àngels Roque y Francisco Andrés Orizo. El libro, que fue presentado ayer en Barcelona, recoge los resultados de una encuesta realizada a 1.200 catalanes y los compara con la Encuesta Europea de Valores realizada en Cataluña hace 10 años.
Según el estudio, en una valoración del 1 al 10, la sociedad catalana acepta con 6,74 puntos el divorcio, con 5,84 la homosexualidad, con 5,48 el aborto y con 5,36 la eutanasia. Los autores del libro señalan que en Cataluña el modelo moral que se configura es el de una 'acentuación de las libertades personales y de la consiguiente permisividad hacia todo lo que se refiere a la moral privada: personal, familiar y sexual'. Esta permisividad, más elevada que la del resto de españoles, podría responder, en opinión de Roque y Orizo, 'al lema de que cada cual puede hacer lo que quiera con su vida'.
En aspectos relativos a la inmigración, según la encuesta, los catalanes no demuestran el mismo grado de apertura. Si bien los autores del libro señalan que la sociedad catalana no es en general partidaria de discriminar a los inmigrantes, sí muestra actitudes más restrictivas que las del resto de España respecto a los extranjeros. Por ejemplo, el estudio señala que el 60% de los catalanes opina que, cuando escasea el empleo, las empresas deberían contratar antes a españoles que a inmigrantes. Éstos, según el 63% de los catalanes, no deben mantener sus tradiciones y costumbres en público, sino adoptar las de la sociedad receptora.
Los datos recogidos en el libro revelan, por otra parte, que la familia, los amigos y el trabajo son los valores más importantes para los catalanes, mientras que la política ocupa el lugar menos relevante. El 99% de los catalanes otorga a la familia mucha o bastante importancia, porcentaje que baja al 90% en el caso de los amigos, al 88% en el trabajo y al 19% en la política.
Autonomía suficiente
Respecto a la identidad territorial de los catalanes, de la encuesta se desprende que el 42% se siente tan catalán como español, mientras que el 32% opta por la identidad catalana y el 24%, por la española. A juicio de los encuestados, las lenguas catalana y castellana gozan prácticamente de la misma prioridad de conocimiento.
El nivel de autonomía del que goza Cataluña es considerado adecuado por el 65% de los consultados, mientras que el 22% lo considera insuficiente. Más de la mitad de los catalanes -el 57% según el estudio- piensan que el derecho a la autodeterminación en Cataluña no tiene sentido o ya se ejerce en el marco institucional actual. El 32% considera que debe avanzarse hacia un autogobierno en un Estado federal, confederal o independiente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de junio de 2001