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COLUMNA

Madrid

Supongo que conocerán esa máxima periodística que dice que un mismo accidente recibe mayor o menor cobertura informativa dependiendo de la proximidad al lector y de la importancia del país donde se produce la catástrofe. De este modo, idéntico número de muertos en unas inundaciones merecen cuatro columnas si el suceso afecta a Estados Unidos o a Francia, un par de columnas si ocurre en Marruecos y apenas un breve si acaece en Camboya. Es así de despiadado, pero en periodismo la distancia también es el olvido. Estas normas no significan que en ocasiones se subviertan los términos, mas no dejan de ser excepciones a una regla general. Una lógica tan centralista que llega al extremo de que las grandes agencias occidentales y sus corresponsales proporcionan la mayoría de la información que consumen los países en vías de desarrollo de América Latina, África o Asia. Ha sido un fenómeno imparable en los últimos años, cuyo símbolo más reciente es una cadena de noticias como la CNN.

La reflexión sirve para una España de las autonomías que ha descentralizado muchas competencias, pero donde las inercias, los proyectos y, sobre todo, los altavoces siguen pasando por Madrid. Como botón de muestra, una obra de teatro puede recorrer varias ciudades en medio de las aclamaciones del público sin que los medios de comunicación nacionales le dediquen ni una sola línea hasta que no llega a Madrid. Es bien cierto que la capital no suele mirar más allá de la puerta de Alcalá o del parque de El Retiro. Pero, en una corriente de doble vía, la periferia acostumbra a enrocarse en un cascarón de agravios comparativos. Unos y otros se lamentan de vivir de espaldas mientras muy poca gente se esfuerza en tender puentes. Al final, pierden la riqueza, la diversidad, el mestizaje... Los abnegados esfuerzos de los festivales de teatro de Almagro o de Mérida, que se celebran en julio, han inspirado estas líneas. Sus responsables claman porque acuda algún periodista de Madrid a las representaciones. De lo contrario, Almagro o Mérida no existirán.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de junio de 2001