La misteriosa muerte del forajido tejano Wild Bill Longley, que supuestamente había logrado escapar a la horca en 1878, ha quedado resuelta. Según la leyenda estadounidense, este pistolero, acusado de 32 asesinatos, no murió en una ejecución pública a los 27 años, sino que, ayudado por unos amigos que le colocaron un arnés especial, sobrevivió a la horca y se escapó a Luisiana, donde vivió hasta la vejez. Ahora, los científicos han demostrado que Longley, a quien han exhumado más de un siglo después de su entierro, sí murió ejecutado.
Con su metro ochenta y dos, su cabello oscuro y sus profundos ojos marrones, Wild Bill fue el primero de los forajidos tejanos que impusieron un estilo para el resto de los solitarios pistoleros que recorrieron el Oeste americano a fines del siglo XIX. Después de una investigación de 15 años en el Instituto Smithsonian de Washington, el antropólogo Douglas Owsley concluyó que Longley fue realmente ahorcado en 1878. 'Estoy convencido de que se trata de Wild Bill', dijo Owsley, que comparó el ADN de una bisnieta de la hermana de Longley con la información genética del esqueleto del pistolero.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de junio de 2001