Me gusta imaginar que un día no serán George y José María, sino Georgina y Josefina, las que se pasearán por la finca toledana de Quintos de Mora hablando, no sabemos si en inglés o español, de asuntos de Estado muy complicados. La pregunta es si en ese caso los presidentes 'consortes' (con suerte) quedarán también para ver el Museo del Prado y para comer unos huevos con puntillas en Lucio. Tampoco dejo de preguntarme si la crónica del día después se referirá al color del traje o de la corbata del 'primer caballero' del país o al número de botones de su chaqueta.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 16 de junio de 2001