Días pasados, unas cartas de los lectores ironizaban con el nuevo nombre del estadio del FC Barcelona. Uno llegó a proponer el nombre de Madre Teresa de Calcuta. A otros se nos ocurrió Can Culé, El Desespero, El Ja Tenim Equip, etcétera. Hoy no vale ni Lourdes ni Fátima. En una encuesta se nos preguntó a los sosis qué nombre queríamos dar a la criatura. Se propugnaba dejarlo como está o bien ponerle el nombre de uno de sus fundadores, Joan Gamper, aunque había alguna reticencia a este respecto, pues era protestante y con la Iglesia hemos topado.
Dada la repentina desaparición de nuestro Urruti, valdría la pena replantearse los nombres y adjudicarle a él algún lugar donde fuera recordado de por vida. Estimo que como jugador fue un gran ejemplo. Propongo, pues, el nombre de Xavier Urruticoechea para cualquiera de los estadios o campos deportivos que se construyan en el futuro. Espero se adhieran los miles de personas que en vida lo aplaudimos y en su muerte lloramos de tristeza.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 17 de junio de 2001