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A DEBATE

¿Debe el Ayuntamiento construir pisos para jóvenes?

Barcelona proyecta 1.645 viviendas de alquiler económico para menores de 35 años

Barcelona
El Ayuntamiento de Barcelona ha proyectado 1.645 pisos de alquiler económico para jóvenes que se construirán en los 10 distritos de la ciudad. Es la primera fase de un plan que prevé edificar algo más de 3.000 viviendas para atender a un sector de la población con dificultades para conseguir su primer piso. Y lo ha planificado en terrenos calificados como equipamiento porque la ciudad tiene un problema grave de disponibilidad de suelo. La medida, inicialmente bien aceptada, ha sido criticada después porque se ocupan solares que podrían ser destinados a otras necesidades de los barrios. El consistorio cree que de la misma forma que se levantan residencias para estudiantes y pisos para la tercera edad, se debe construir un parque de viviendas públicas para atender a jóvenes que no pueden acceder al mercado de compra ni al de alquiler.

Fue en la época de la Barcelona posolímpica cuando el Ayuntamiento se planteó destinar los terrenos de los márgenes de las rondas a la construcción de pisos de alquiler económico para jóvenes. Eran solares públicos dispersados a lo largo de la Ronda de Dalt en los que finalmente se levantaron un total de 431 viviendas de alquiler en seis promociones que se ocuparon a partir de mayo de 1999. Ya entonces el consistorio defendió esa iniciativa como una forma de facilitar el acceso al sector de la población, la juventud, que más problemas tiene para encontrar vivienda en una ciudad como Barcelona. Hasta el punto de que muchos han optado por irse a otras poblaciones del área metropolitana.

Exactamente con el mismo objetivo, el consistorio impulsa ahora otro programa que prevé construir alrededor de 3.000 pisos para jóvenes, de los que 1.645 ya tienen el solar asignado. Estarán repartidos entre los 10 distritos y, al igual que los de las rondas, tendrán unas condiciones y carácterísticas determinadas: serán pequeños -55 metros cuadrados construidos-, con zonas de servicio comunes, como lavanderia; sus ocupantes deberán ser menores de 35 años; los contratos se formalizarán por un máximo de cinco años, y el precio oscilará entre 35.000 y 40.000 pesetas. Otro requisito es un determinado nivel de ingresos de los jóvenes, que inicialmente no debe ser superior a 2,5 veces el salario mínimo interprofesional. Si los plazos no fallan, las primeras 600 viviendas estarán listas en el año 2003.

Pero ocurre, con este plan de viviendas de alquiler, que se levantarán en suelo calificado de equipamiento. De hecho, para posibilitar el plan de viviendas el consistorio decidió impulsar un nueva calificación urbanística que denomina 10hj. Y este ha sido uno de los factores que han provocado más polémica: las asociaciones de vecinos y la oposición de CiU y del PP en el Ayuntamiento de Barcelona -que votó en contra-no creen justificable que se destine suelo de equipamientos a levantar pisos de alquiler para jóvenes. Es más, se esgrime que el consistorio ya dispone de suelo urbanizable para construir esos pisos y que, en cambio, lo vende para realizar otros proyectos más ambiciosos.

El consistorio, más concretamente el Patronato Municipal de la Vivienda (PMH), ve las cosas de otra manera: si en terrenos también de equipamientos estamos levantando residencias para estudiantes y apartamentos para la tercera edad, ¿por qué no hacer lo mismo con los de alquiler para jóvenes? Para Eugeni Forradellas, concejal de Iniciativa per Catalunya en el Ayuntamiento y presidente del patronato, la respuesta es clara: 'Se trata de una necesidad social y las administraciones están obligadas a atenderla. Barcelona debe tener un parque de viviendas públicas porque de esa forma puede contribuir a equilibrar el mercado'.

Un mercado, el inmobiliario, que en la capital catalana está por las nubes, tanto el de vivienda nueva como el de la usada. Y en un momento en el que las promociones de viviendas de protección están descendiendo. La oferta de alquiler no se escapa a esa carrera de precios y en Barcelona los de alquiler se han encarecido un 22% en los últimos tres años. A finales de 2000 el precio medio de una vivienda de alquiler era de 79.000 pesetas. 'Y gran parte de esas viviendas están deterioradas', puntualiza Forradellas, quien concluye que la cifra de pisos a construir en los próximos años para ofrecerlos en alquiler a los jóvenes no debería ser inferior a 5.000.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 17 de junio de 2001