Los 1.600 presos y 500 trabajadores de la cárcel de Málaga han tenido que pasar un par de días pendientes del grifo. Desde el domingo y hasta última hora de la mañana de ayer, la prisión sufrió restricciones de agua al secarse uno de los dos pozos de los que se abastece el centro. La emergencia obligó a la dirección a contratar camiones para llenar los aljibes y distribuir agua embotellada entre los internos.
Según el sindicato CCOO, durante ese tiempo los reclusos sólo dispusieron de una hora de agua al día. Ayer, el director de la cárcel, Tomás Sanmartín, reconoció las restricciones, aclaró que acababa de normalizarse el suministro al recuperar el pozo su nivel habitual y aseguró que los presos tuvieron agua durante tres horas diarias y no una, como denunció la central obrera.
El sindicato dio una descripción 'tercermundista' de la situación provocada por los cortes de agua: dificultades para que los reclusos realizaran su aseo personal, para la limpieza de los enseres de la cocina y de los módulos. 'Dudamos que así la salubridad esté garantizada', criticó José María López, de CCOO.
El dirigente avanzó que la sección sindical presentará una denuncia ante la Inspección de Trabajo y achacó la situación al 'abandono' de las infraestructuras penitenciarias de la provincia. El año pasado, la cárcel ya tuvo que acometer una obra para ahondar en el acuífero. Entonces, CCOO reclamó la conexión con la red de abastecimiento. Pero esta solución no convence a los responsables penitenciarios porque creen que tardaría por lo menos dos o tres años. La prisión no está enganchada a la red porque cuando se abrió hace 10 años, el ayuntamiento de Alhaurín de la Torre, término municipal en el que está enclavada, no quiso darle agua.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de junio de 2001