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Los bomberos sofocan el tercer fuego forestal que afecta a la Costa Brava en tres días

Los Mossos detienen a un presunto pirómano que hoy declarará ante el juez

El tercer incendió pudo ser controlado con rapidez y apagado, aunque consumió unas cinco hectáreas de arbustos. La tramontana soplaba con menos fuerza que en días anteriores.

El presunto incendiario, Carlos B., que tiene 36 años y es vecino de L'Escala, fue detenido a raíz de que unos vecinos aseguraran ante los Mossos d'Esquadra que le habían visto alejarse en su vehículo de una zona en la que se iniciaba una columna de humo.

La policía autonómica presenta como pruebas de su actuación dos latas -una de gasóleo y una de gasolina casi vacía- que hallaron en el interior de su todoterreno.

Cinco conatos de incendio

Según fuentes policiales, el detenido explicó que había salido a la montaña 'a dar una vuelta' y contó a los agentes que incluso se había ofrecido para colaborar con los bomberos. La investigación intenta aclarar si puede vincularse al detenido, que dio positivo en el control de alcoholemia, con los dos grandes fuegos del Empordà.

Carlos B. será puesto a disposición del juez esta mañana, después de pasar dos noches arrestado en comisaría. El incendio que se atribuye al detenido sólo afectó una superficie de 120 metros cuadrados gracias a la rápida intervención de los bomberos.

El consejero de Interior del Gobierno catalán, Xavier Pomés, no quiso dar por sentado que los incendios del Empordà han sido intencionados, aunque señaló que no deja de ser curioso que el miércoles se produjeran en L'Escala, además del gran incendio del Montgrí, 'otros cinco conatos de incendio, todos en lugares en los que no hay otros elementos que los que puedan provenir de la acción de una persona'.

Los efectivos de extinción aérea continuaban ayer remojando los rescoldos más próximos a la urbanización de Riells, que tuvo las llamas muy cerca y debió ser evacuada durante unas horas.

El alcalde de L'Escala, Josep Maria Guinart, explicó que ya tenían previsto abrir un cortafuego para reducir el riesgo que entraña la proximidad de la urbanización a la masa boscosa. Ingenieros forestales y propietarios rurales han denunciado que los ayuntamientos no respetan la distancia legal exigida entre los bosques y las viviendas, lo que supone riesgos añadidos en catástrofes de este tipo.

Ayer permanecían también en Cadaqués diversos camiones de bomberos vigilando que no se reavivara el incendio que el lunes arrasó unas 1.500 hectáreas del parque natural del Cap de Creus. El viento, que ha remitido finalmente después de soplar con fuerza durante dos días, permitió que los helicópteros bombarderos actuaran sin limitaciones en las zonas afectadas por el fuego, eliminando rescoldos a partir de los cuales se hubiera podido reproducir el fuego.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de junio de 2001