Al nuevo concejal de Cultura del Ayuntamiento de Mislata se le ha ocurrido la idea de restringir el uso de la biblioteca pública a los estudiantes que, sobre todo en esta época del año, encuentran en ella el lugar más adecuado para preparar los exámenes.
La excusa es que ocupan el lugar de aquellas personas que van a la biblioteca a realizar consultas sobre determinadas materias. ¿Ha hecho un seguimiento del número de gente que utiliza la biblioteca con este fin único de la consulta? ¿Cuáles y cuántos son los diferentes usos que se le da actualmente a una biblioteca pública? Estoy seguro que uno de ellos, y de los más importantes, es el del estudio, ya que es uno de los lugares que reúne más condiciones para ello. La persona que estudia trabaja en solitario, pero, al mismo tiempo, se siente arropada por otras personas que comparten este lugar público con unas mismas tareas a realizar. ¿Qué biblioteca pública pone reparos a la gente que va a ella a estudiar? Creo que éste es el primer caso. Hay algunas que en este periodo de tiempo amplían sus horarios para el estudio. Me parece que ambos usos son perfectamente compatibles.
Señor concejal de Cultura, deje las cosas como estaban y amplíe, si cabe, los diferentes usos de la biblioteca. No los recorte. Un saludo de un consultor de bibliotecas que ha estudiado en ellas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de junio de 2001