Comparto la indignación expresada por otros clientes de El Monte que en estos días estamos recibiendo una carta del señor José Manuel Hernández García, vicepresidente de El Monte, dizque 'representante por el Grupo de Impositores en el Consejo de Administración' de esta entidad. La primera comunicación -y primera noticia de este
representante- no es para informar de las distintas posiciones ni, por supuesto, para pedir la opinión de sus 'representados' sino para la cínica utilización en provecho propio de una supuesta participación democrática que no es tal. Si, como dice en su carta, 'será preciso hacer oír la voz de los impositores', debería empezar por informarnos de cuáles son nuestros derechos y cómo son los mecanismos para ejercerlos. Mientras tanto, habrá que utilizar medios públicos, como éste, para que también se oiga la voz de los que opinamos que las leyes se aprueban y se modifican en los parlamentos y no en los consejos de administración y que la actitud numantina mantenida por los directivos de las cajas en defensa de sus intereses particulares (importantes deben ser para semejante barullo) no es de recibo en una sociedad democrática.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de junio de 2001