Se creía que de noche el agua estaba dormida y podía producir daños -Qui es banya, la salut es danya- y que acortaba la vida: Als banys vas? Pocs anys faràs. Y, la iglesia no ha parado en 2.000 años de perseguir con monsergas y llamas todo culto al agua que se escapara de sus exclusivas manos. Pero esta noche mágica de los solares fuegos vence manías, tabúes e inquisitoriales porquerías: Per sant Joan, el primer bany. Las aguas poseerían hoy virtudes extraordinarias; el mismo rocío alargaría la vida y ofrecería suerte a raudales. Desvelarían secretos del destino y misterios del amor al cobijar claras de huevo primordial en un vaso y aproximarían futuros con sólo mirar el fondo de un pozo. Las fuentes concederían belleza, salud -Bany de sant Joan, salut per tot l'any-, ventura, virilidad, fertilidad y amores con sólo lavarse o mojarse a medianoche, que es cuando manan la flor de l'aigua. Para el santo arzobispo genovés del siglo XIII Giacomo de Varazze, esta noche 'unos monstruos llamados dragones para excitar la lujuria de las personas arrojan su esperma sobre las aguas'. Por ello, Per sant Joan, el primer bany, un baño fecundante no purificador, regenerador, una vuelta al caos primigenio, al vientre materno, para emerger y de nuevo nacer: A les platges de València ja no se pot pendre el bany, que s'ha tornat l'aigua dolça de la nit de sant Joan.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de junio de 2001