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Crítica:'FOLK'

Personalidad

Unos instrumentos que se olvidan en el trasiego entre aeropuertos y un concierto que está a punto de cancelarse. Al final, llegó la mandola escoltada por la Policía Municipal y hubo música. La verdad es que valió la pena que apareciera, aunque fuese con una hora de retraso sobre el horario anunciado, porque Fergus Feely la toca con mucho tino. Arropada por el juego tímbrico de las cuerdas de guitarra acústica y mandola, Dolores Keane bromeó asegurando que tenían canciones sobre la emigración, y de las otras, también.

El género musical migratorio tiene en Irlanda terreno abonado. La emigración tratada desde todos los puntos de vista: del hombre, de la mujer, de los que se quedaron, de quienes marcharon sin mirar hacia atrás, o de aquellos que viven añorando, en una comparación siempre lesiva para el país de acogida. También cantó alguna que otra canción contra la guerra y explicó que sus padres le habían puesto el nombre de Dolores por La Pasionaria.

Dolores Keane ocupa, sin duda, un lugar relevante en la música irlandesa. Toda una personalidad cuya voz pareció algo desgastada. Temperamento y entrega es lo que le queda hoy.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de junio de 2001