Sesenta años después del día en que la Alemania nazi invadió la Unión Soviética, desatando todavía más -si esto era posible- la furia genocida de Hitler, los primeros 300 antiguos trabajadores esclavos alemanes cobraron ayer sus indemnizaciones como compensación por su sufrimiento en factorías y campos de concentración. Alemania comenzó esta semana a transferir una parte de los 10.000 millones de marcos (850.000 millones de pesetas), financiados por el Estado y la industria, que dedicará a las indemnizaciones. Unos 300 españoles, que sufrieron la deportación bajo el nazismo, esperan también ser compensados.
'Perdí a mis padres y a mi hermano. Este dinero no quiere decir mucho para mí. ¿Qué representan hoy 15.000 marcos? Una propina', dijo Siegfried Grünbaum, de 75 años, que fue obligado a trabajar en una fábrica de aviones después de haber sido internado en varios campos de concentración por ser judío.
Ellen Krosch, de 70 años, que estuvo deportada en Auschwitz, se mostró de acuerdo en que las sumas eran modestas. 'Pero estoy contenta. Aunque no es mucho dinero, mi marido y yo no somos millonarios', afirmó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de junio de 2001