El Juli continúa en periodo de observación y aún permanece hospitalizado en la clínica Centro de Madrid, donde ingresó el sábado por la mañana. El equipo médico que atiende al diestro ha descartado alguna posible complicación de la cornada que sufrió el pasado 5 de junio y que le ha tenido en el dique seco cerca de dos semanas. El viernes, un día antes de su traslado al hospital con la tensión muy baja y una fiebre que superaba los 40 grados, reapareció en Alicante. Una infección vírica que ha afectado a los riñones es la primera hipótesis con la que trabajan los facultativos.
'Todo empezó el sábado', relata Manoli Escobar, madre del diestro. 'Durante la corrida no había notado nada extraño. Es más, mi hija y yo le acompañamos en el coche y todo fue bien. La idea era llegar lo antes posible a casa para que descansase, ya que al día siguiente toreaba en León y al otro, en Segovia', recuerda la madre.
En torno a las 22.45, la familia llegó a su domicilio en la localidad madrileña de Velilla de San Antonio. A las seis de la mañana el torero se descubrió febril y sin fuerzas. 'Tanto la cuadrilla como el padre ya estaban en León. En seguida avisamos a los médicos y quedó ingresado'. Una erupción por todo el cuerpo y una temperatura corporal altísima daban cuenta del estado preocupante del torero. 'Se encontraba muy mal. Me asusté. Nada que ver con cómo está en este momento', dice aliviada la madre. La fiebre ha remitido y El Juli ('aunque le tiemblen las piernas') se permite algún breve paseo. 'Él se encuentra bien', continúa Escobar, 'pero con mucha rabia. Un torero cuenta con sufrir cornadas, pero no con esto'.
En este momento, se encuentra, siempre según el relato de la madre, sometido a un tratamiento a base de antibióticos y suero. 'Puede ser incluso, porque hasta ahora no hay nada claro, que todo sea por una reacción alérgica a alguno de los medicamentos que está tomando. Es más, al principio creí que pudiera ser sarampión', afirma.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de junio de 2001