Bofill ya hizo la terminal actual, aunque luego ha sufrido algunas modificaciones que, afirma el arquitecto, no le han sido consultadas. AENA ha trabajado con ocho proyectos para esta obra. Optaban a realizar el diseño arquitectónico Oriol Bohigas, Manuel Brullet, Carlos Mamela, Francisco Partearroyo, Carles Ferrater, Jean Nouvel y Rem Koolhas, pero finalmente AENA ha optado por un cierto sentido de continuidad para todo el conjunto.
Bofill declinó ayer hacer declaraciones aduciendo que no le había sido notificado oficialmente el resultado del concurso. El proyecto, según fuentes de AENA, mantiene un claro aire de familia con el aeropuerto actual, enfatizando 'la luminosidad y la calidez de la arquitectura mediterránea'.
La nueva terminal estará entre la pista actual y la tercera pista, que se construirá casi simultáneamente. La zona tendrá 300.000 metros cuadrados y pretende convertirse en uno de los referentes de las futuras terminales aeroportuarias de pasajeros en Europa tanto por capacidad como por diseño.
El acceso viario se realizará desde la autovía de Castelldefels (C-246, C-31 según la nueva denominación), cuyo trazado deberá modificarse para permitir la ampliación del aeropuerto. Pero la terminal tendrá también acceso en transporte público y dispondrá de estaciones para el tren de alta velocidad, Cercanías y la futura línea 9 de metro.
El edificio de la terminal constará de dos bloques principales bajo un techo único. En el primero, de unos 500 metros de anchura, se realizarán los procesos de facturación, seguridad, recogida de equipajes y conexión de los distintos modos de transporte. En un segundo bloque, de 700 metros de longitud, se ubicarán las zonas de embarque, espera y espacios comerciales.
El proyecto prevé una plataforma de aeronaves con 50 pasarelas de embarque y 8.000 plazas de aparcamiento para vehículos. Las instalaciones de la nueva terminal estarán adaptadas a un tráfico de 25 millones de pasajeros anuales, con horas puntas de hasta 9.800 pasajeros por hora y 64 movimientos de aeronaves cada 60 minutos.
El objetivo de este proyecto es que la nueva terminal se convierta en la puerta de conexión de Barcelona con Europa, potenciar el tráfico de conexiones, mejorar la accesibilidad al aeropuerto por los distintos modos de transporte e integrar el transporte aéreo en el entorno ambiental del delta del Llobregat. Otro de los objetivos que se plantean es conseguir la máxima comodidad para los pasajeros y empleados con tiempos de conexión mínimos entre las aeronaves.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de junio de 2001