Se murió agotada por la enfermedad, en contra de lo que hubiese sido su deseo. La gallega de 30 años que en las últimas semanas se había asomado a los medios de comunicación para exigir su derecho a la eutanasia, falleció el viernes 22 en Vigo a causa del cáncer de médula que padecía. 'Nadie me ha ayudado', se quejaba en declaraciones realizadas a este diario una semana antes, cuando ya había abandonado el hospital y aguardaba la muerte en su domicilio. Camuflada bajo el nombre supuesto de María, la mujer protegió hasta el final su identidad, pero, antes de morir, quiso dejar testimonio a favor del derecho a la eutanasia. 'Es muy fácil hablar de este asunto cuando no se está en una situación como la mía. La ley ve mi situación y lo que yo quiero, pero no hace nada', explicaba la mujer, a la que ya le costaba trabajo hacerse entender - vivía conectada a un respirador artificial-.
MÁS INFORMACIÓN
María había firmado su testamento vital el 9 de mayo amparándose en la ley aprobada el día anterior por el Parlamento de Galicia, que reconoce el derecho de cualquier ciudadano a dejar dispuesto que no desea que se prolongue su vida por medios artificiales. Aunque ella se acogió de inmediato a la norma, la consideraba insuficiente, porque, según decía, 'lo importante es regular el derecho a la eutanasia'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de junio de 2001