Teófila Martínez afronta hoy su primer debate sobre el Estado de la Comunidad con la seguridad de que ha hecho todos sus deberes. La presidenta del Partido Popular ha ido perfilando su intervención en reuniones con la dirección del grupo parlamentario y ha pedido la colaboración de los 46 diputados conservadores para preparar lo que en teoría es el segundo debate más importante del año, después del de Presupuestos, donde los primeros espadas de los partidos se exponen a las calificaciones de 0 a10 de los suyos, los adversarios, los periodistas y la opinión pública.
'No me vayáis a criticar', 'no os riáis de mí', 'no seáis malos' comentaba ayer en los pasillos de la sede de la Cámara andaluza a un grupo de informadores buscando, tal vez, su complicidad y benevolencia anticipada y transmitiendo un punto de inseguridad. Como quiera que la jefa de la oposición es, casi siempre, una mujer bastante expresiva, no se podría asegurar al 100% que en la víspera de su primer cara a cara con el presidente de la Junta, el socialista Manuel Chaves, en el estado de la comunidad estuviera nerviosa. Dirigentes del PP niegan al unísono que sus pulsaciones sean ahora más rápidas que en otros debates, aunque confían y esperan que durante su intervención y en las réplicas no dé esa imagen estridente que en ocasiones suele proyectar. 'La puesta en escena es importante y su mejor arma es su naturalidad, porque es lo que más le favorece', asegura un diputado que ha trabajado codo con codo con Martínez.
Otro asesor afirma que la presidenta popular perdería mucho si se le 'intenta embridar' su discurso, cosa por otra parte bastante difícil ya que no es una mujer que se deje ni presionar ni impresionar.
Téofila Martínez lleva dos semanas preparando el debate. Ha pedido papeles a sus diputados, celebrado dos reuniones con el plenario de parlamentarios y luego, otras más reducidas con la dirección del grupo -la mayoría aprovechando la hora del almuerzo, en la que no hubo platos de cuchara sino bocadillos y tapas- en la que han participado unas diez personas. De estas convocatorias para provocar lo que los americanos llaman una tormenta de ideas ha surgido su primera intervención, que llevará escrita, pero abierta.
Martínez valoró ayer el hecho de que el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, no leyera ni echara mano de fichas en su primera intervención frente al presidente del Gobierno, José María Aznar, en el debate de Estado de la Nación, pero sabe del riesgo que entraña ese arrojo: se pierde el hilo conductor del argumento y se cae en reiteraciones innecesarias (mismamente El Quijote).
La réplica no la llevará escrita, aunque sus asesores han estudiado diversos escenarios en función de las palabras que pronuncie Manuel Chaves. Los datos, afirman, los tiene todos en su poder y tiene esquemas de todo lo que han hecho o dejado de hacer cada una de las consejerías. Por eso, cuando ayer se le preguntó si iba a preparar el debate (hubo otra reunión en el Parlamento a la hora de la comida), Martínez afirmó: 'Llevo todos los deberes hechos'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de junio de 2001