El Atlas del mundo de las vivencias (Editorial Casariego) utiliza la cartografía tradicional como una metáfora de la vida. Concilia el divertimento con el viaje introspectivo a través de páginas en las que se encuentran países y regiones con nombres como Las fuentes de la inspiración, Las marismas del tedio, El placer, La alta cocina o El más allá, entre un total de 21. La idea surgió en Holanda hace cuatro años y se publicó dos años después. Desde entonces, se ha traducido a 13 idiomas, incluido el chino, y vendido más de 250.000 ejemplares, según explicó Rafael Casariego, director de la editorial, quien destacó que la obra es 'un juego abierto para estimular sensaciones y sueños y, por lo tanto, un libro distinto para cada lector'.
Los autores Louise Van Swaaij y Jean Klare no han olvidado los juegos infantiles en el que cada uno es un robinson decidido a volver la vista atrás y trazar los mapas de la ensoñación misma, según explicaron Casariego y Adriaan Wijgh, responsable de la versión española. 'Las reproducciones cartográficas nos brindan imágenes claras y humorísticas de las innumerables conexiones entre nuestra vida cotidiana y el significado más real y profundo de nuestra existencia', dicen los editores. Los promotores de la obra enfatizaron que ésta es, sobre todo, un juego, en el que la vida se deja cartografiar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de junio de 2001