El Ayuntamiento de Sevilla ha decidido hacer obras en la Alameda después de muchos años de abandono. Supongo que serán largas y costosas y creo que se hubieran podido evitar con más voluntad en el cuidado y mantenimiento cotidiano del barrio. Pero más allá de esta discusión, está la de la construcción del aparcamiento subterráneo. Será lo más complicado y caro. El aparcamiento, que va a saturar de tráfico una zona en teoría para pasear, está destinado a aliviar de coches la zona comercial del Duque.
Como vecina y usuaria del barrio, comparto con otra gente la preocupación por las carencias en dotaciones sociales de nuestro entorno, muchas de las cuales nos afectan principalmente a mujeres, ancianos y niños. Muchas de estas dotaciones nos han sido prometidas repetidas veces, como la creación de un centro de salud, una guardería o un centro deportivo. Ninguna de ellas se va a realizar ahora.
Hace poco leí la preocupación de nuestros gobernantes por la pérdida de habitantes de la ciudad. ¿Cómo no se va a ir la gente si los barrios que habitamos están deteriorados y sólo se potencia una ciudad turística y comercial? Si el coche no fuera el absoluto protagonista del ordenamiento urbano, quizás la gente se plantearía otra forma de vivirla. Parece que con su política el Ayuntamiento les está diciendo a los ciudadanos: 'Cómprense un coche, váyanse al Aljarafe a vivir y vengan al centro de compras'. A los que nos quedamos, cada vez nos cuesta más trabajo habitar lugares que no están concebidos para nosotros.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de junio de 2001