El reto que no consiguió superar Julio Iglesias lo ha rebasado con creces Manolo García. Más de 10.000 espectadores jalearon y corearon al cantante catalán en la Plaza de Toros de Valencia, con las entradas agotadas en poco más de una semana y ya desde el pasado día 5 de junio. Fueron muchos los que se quedaron con las ganas de un segundo concierto, cosa imposible por la ajustada agenda de un sólido intérprete que vendió 800.000 copias del anterior álbum y apuesta fuerte por su nuevo trabajo, titulado Nunca el tiempo es perdido. Manolo García defendió con energía las nuevas canciones y sólo en contadas ocasiones se remitió al repertorio de El Último de la Fila, al que no pocos aficionados se resisten a renunciar cada vez que el fundador del célebre grupo sale a escena.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de junio de 2001