En la noche del miércoles, cuando en un tribunal de Washington se pasaba a limpio la sentencia, George W. Bush asistió a una cena de recaudación de fondos para el Partido Republicano en la que logró 20 millones de dólares (casi 4.000 millones de pesetas). Entre las 12 compañías que la patrocinaban estaba Microsoft.
Antes de ganar las elecciones presidenciales, en una conferencia ante representantes de la industria tecnológica en Arizona, Bush aseguró que si llegaba a la Casa Blanca, su gobierno siempre se pondría 'del lado de la innovación, no del litigio'. Igual que Ronald Reagan se inclinó del lado de IBM en el caso antimonopolio de 1991, Bush no esconde sus preferencias por una política menos reguladora y más permisiva con aquellas empresas que sean capaces de empujar la economía del país. Por encima de todo, importa el dinero. 'El presidente cree que las partes deben trabajar duro para lograr acuerdos. El presidente cree que, en general, hay demasiado litigio en nuestra sociedad', dijo ayer el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer. Según su calendario, hay que esperar todavía a que el Departamento de Justicia revise la decisión antes de tomar decisiones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de junio de 2001