Sólo seis citricultores de Castellón practican la agricultura ecológica en aproximadamente 10 hectáreas, de las 45.000 totales dedicadas a la naranja y la clementina, según el Comité de Agricultura Ecológica de la Comunidad Valenciana (CRAE). Los citricultores castellonenses no apuestan por esta agricultura a pesar de que existe un mercado en expansión y de la subvención de 60.000 pesetas por hectárea de la Unión Europea. La implantación de la agricultura ecológica es sensiblemente superior en Valencia y Alicante, con 164 y 57 hectáreas destinadas a naranjas, de las aproximadamente 140.000 y 15.000 hectáreas utilizadas, respectivamente, a este cultivo. El presidente del CRAE, Carles Gómez, opina que en Castellón 'apenas se practica este tipo de agricultura en cítricos porque faltan referentes de explotaciones que estén dando resultados positivos'. Circunstancia que sí se produce, 'aunque tampoco demasiado', en Valencia y Alicante, donde 'se ha observado un tímido efecto dominó entre los agricultores que han visto a sus vecinos obtener beneficios sin utilizar abonos o insecticidas químicos, sino fertilizantes orgánicos y productos naturales derivados de plantas o minerales'. Gómez considera que la mayor incidencia de esta agricultura en Valencia y Alicante se debe a que 'algunas empresas y cooperativas han planteado esta opción como línea estratégica de diversificación del mercado, apostando con fuerza'. El presidente del CRAE lamenta 'la ausencia de investigación de la Administración Autonómica en la citricultura ecológica, demostrando su falta de interés en un método de cultivo que combate las plagas, mejora el sabor del fruto y no contamina el aire o los acuíferos y ríos'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 30 de junio de 2001