El euro ha vivido otra semana agitada, influido por la rebaja de 0,25 puntos en los tipos de interés en Estados Unidos para situarlos en el 3,75%. Pese a la ligera mejoría en la sesión de ayer, el euro acumuló en esta tanda una depreciación del 1,15% frende al dólar estadounidense, para cerrar a 0,848 dólares.
En la sesión previa a la caída de tipos, el euro se vio fortalecido ya que aumenta el diferencial de tipos de la moneda europea, al situarse el precio oficial de la eurozona en el 4,50%, frente al 3,75% de Estados Unidos. Sin embargo, los inversores de los mercados de divisas hicieron otra lectura la jornada siguiente. Si Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, había recortado sólo en un cuarto de punto los tipos de interés, ello respondía a que no aprecia un deterioro tan grande en la economía norteamericana, que exija de más dosis de la medicina de tipos bajos.
Una mayor confianza en la economía de Estados Unidos trajo las ventas de euro y las compras de dólares, provocando un descenso brusco en el euro, que pasó de los 0,864 dólares hasta los 0,859. Y es que la divisa europea y su responsable, Wim Duisenberg, presidente del Banco Central Europeo (BCE), no gozan de la credibilidad de un Alan Greenspan que es, hoy por hoy, el que marca las tendencias en los mercados.
Fruto de esta desconfianza en el euro y en sus mandatarios, la divisa europea se ha depreciado ya el 10,07% en lo que va de año. Un porcentaje elevado, al que añadir a las depreciaciones continuas que ha vivido el euro desde su creación en 1999 (28,34%). Un cambio al frente del BCE y, por tanto, de la política monetaria en la eurozona podría ser un revulsivo para una divisa que no ha conseguido todavía encontrar un puesto preeminente en los mercados.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 30 de junio de 2001